Convertido en 2010 en el primer vino de Pago de Aragón, es un tinto joven mezcla de las cuatro variedades que se cultivan en la finca: Tempranillo y Garnacha representando a las uvas autóctonas y Cabernet sauvignon y Merlot haciendo lo propio con las internacionales. A pesar de su juventud, no renuncia a una buena estructura y a cierta potencia, algo que se controla con una boca bastante golosa y con una gran acidez. Uno de los vinos de pago con mejor relación calidad-precio del mercado. En esta añada 2018 se ha hecho el coupage más afrancesado.

Vista:
Bonito e intenso color rojo cereza picota.
Nariz:
Muy directo en fase olfativa, bien definido y extraordinariamente amplio en aromas (fruta fresca, tinta, especias y carácter final floral).
Boca:
Se muestra como una clara apuesta por la elegancia e intensidad frutal. Armonía y equilibrio se dan la mano en un final de cuerpo medio-alto, moderadamente tánico y graso.
Temperatura de servicio:
Entre 12 y 14ºC.
Maridaje:
Ideal para acompañar tapas y aperitivos.